El Racing de Santander consiguió el pasado domingo una valiosa victoria en Guijuelo, lo que  permite al cuerpo técnico, encabezado por Pedro Munitis, respirar y salvar un ultimatum que podría haberse saldado con el último partido del técnico del barrio Pesquero  sentado en el banquillo racinguista.

Los verdiblancos saltaron al terreno de juego con las ideas muy definidas y siendo conscientes de que para ellos, el partido ante el Guijuelo era una auténtica final. Presión arriba, concentración defensiva y aparente tranquilidad fueron tres de las claves que permitieron a los cántabros llevarse una balsámica victoria. Probablemente tres síntomas que habían pasado totalmente desapercibidos en la mayoría de los encuentros hasta la fecha disputados.

Con la novedad de Óscar Santiago en porteria, el Racing se adelantó por medio de un Dioni que dio muestras del jugador por el que se apostó en el mercado de verano. Verticalidad, desborde y finalización. Tres características que el delantero malagueño posee y que en Santander aún no se conocían.

Con el gol encajado de penalty volvieron a aparecer los fantasmas, pero esta vez no les tocaba quedarse. Bastantes desgracias habían condenado al Racing en lo que va de temporada. Este partido no iba a ser una más. Al borde del minuto 90, una jugada en banza izquierda comandada por Dioni. que cedió el balón al corazón del área para que Peña apareciera, controlara y fusilara la porteria rival, ponía el 1-2 final en el marcador.

La celebración de la plantilla y el cuerpo técnico dio muestra de la tensión contenida. Por fin habrá una semana tranquila en Santander. Munitis salvó el match ball, pero recuerden, no hay tres puntos buenos fuera si no se consolidan con victoria en casa.